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Chef conoce gustos y mañas de los gigantes de la música

Loreto Salazar ha compartido con estrellas de la talla de Raphael, Deep Purple, Ricky Martin y Luis Miguel. Su trabajo es satisfacer las exigencias culinarias de estos monstruos de la música popular y a sus grandes equipos.
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Por Gonzalo Cifuentes Uribe - La Estrella de Concepción

Diversas y a veces excéntricas son las exigencias que hacen los cantantes y músicos de nivel mundial que cada cierto tiempo visitan nuestro país. Una falta o error en la respuesta de la producción local a sus exigencias puede significar una crisis de proporciones o, simplemente, que el concierto no se realice. Esta situación, en materia culinaria, es aún más relevante toda vez que un detalle puede impactar en el ánimo y salud de los artistas o en su equipo que, muchas veces, suman cientos de personas con gustos exigentes y disímiles.

En el sur de país, hay una mujer que ha acumulado miles de kilómetros de experiencia en la materia. Se trata de la inquieta chef Loreto Salazar Borel, que con 50 años, tiene un trabajo anhelado por muchos, ya que se codea con grandes estrellas del mundo musical. Su empresa de banquetería ha sido la encargada de realizar el cattering en conciertos de megas estrellas.

"Hacemos todo lo necesario para hacer sentir como en casa a los artistas. Es una pega de mucho detalle, porque tienes que cumplir con las exigencias que tienen", comenta.

Días atrás trabajó con el puertoriqueño Ricky Martin y ahora ya está preparando todo para la presentación de Maná en Concepción. También compartió con los rockeros de Deep Purple y Luis Miguel.

Sus inicios

Loreto es chef profesional, estuvo a cargo de un prestigioso restaurante en la comuna de San Pedro de la Paz, frente a Concepción, donde ganó experiencia y se pulió en la cocina. También aprendió a saber qué es lo que quieren los clientes y cómo tratarlos.

"Fueron largos años a cargo del restaurante y allí conocí a Sergio Cichero, uno de los productores más importantes de la región y de toda la zona sur de Chile", agrega.

Allí dio el salto hacia los grandes eventos, ya que Cichero junto a Kato Senoceain -de la productora Katto- le dieron la posibilidad de trabajar con ellos. "Cuando empezaron a llegar los grandes eventos a la zona, me contactaron", señala Loreto, quien agrega que "me pidieron que me haga cargo de las necesidades que tiene el artista y su staff técnico".

"Estoy muy agradecida de ellos. Sin duda no hubiese sido posible participar en este tipo de eventos sin la oportunidad que me dieron y la confianza que depositaron en mí", afirma.

Asímismo, recuerda su primera experiencia, con Deep Purple, el 2008 en Collao. "Estábamos en pañales, muy nerviosos, pero fue una buena experiencia. Creo que logramos hacer un trabajo a la altura de ellos", contó la emprendedora, quien asegura que "en un principio fue difícil por la barrera idiomática. Ahí no era tan recurrente que a Concepción llegaran estrellas del extranjero, que hablen inglés".

Preparativos

"Para realizar este tipo de eventos, es necesaria una planificación de meses", indica. Por ejemplo, el recital de Maná, el 16 de marzo, se empezó a planificar en diciembre.

En primer lugar, se preguntan las exigencias de los artistas y se revisa el stock de productos con los que trabaja. Se empiezan a contactar a los proveedores locales y, de ser necesario, de otras regiones.

En caso de que el invitado tenga petición que no se pudiese cumplir, la banquetera le envía un listado de productos similares.

"En los meses previos planificamos todo lo que haremos. Decoración, habilitar los camarines y todo el lugar. Además, por el contrario de lo que se podría pensar, no es sólo al artista, sino que a todo su staff. A veces atendemos a más de 200 personas", asegura.

Loreto señala que es un período lleno de reuniones, negocios, coordinación y, por sobre todo, vértigo.

A simple vista, un rubro lleno de exigencias y presiones, pero que ha sabido sacarlo adelante.

"El trabajo es posible por el tremendo grupo humano que hay detrás. Son muy responsables y hacen un trabajo excelente", confiesa.

En la puesta en escena, decoración y alimentación, trabaja con un grupo de quince personas, quienes están a la orden para todas las exigencias que tengan los artistas y su equipo. "No se puede escapar ningún detalle", declara.

Exigencias

"Hasta ahora no nos ha tocado ninguno que sea pesado o con peticiones extrañas. Por el contrario de lo que uno piensa, los famosos son simpáticos y no generan mayores problemas", apunta.

De ese modo, recuerda una de las experiencias más difíciles en su carrera, pero no por el personaje, sino por el contexto.

"Luis Miguel vino el año del terremoto, entonces había muchas cosas que no estaban como correspondían. El Estadio Collao estaba todo terremoteado. Igual que la ciudad", reconoce Salazar, quien asegura que "tuvimos que esforzarnos al máximo para tapar todos los desperfectos que podía tener el recinto".

Si bien contó que no le ha tocado personajes excéntricos o con gustos extraños, es un trabajo que exige mucha dedicación. Trabajan con mucha presión. "Aunque las peticiones no sean de otro planeta, los artistas internacionales tienen parámetros muy altos de cumplimiento", afirma.

Lo anterior guarda relación con los tiempos. "Nosotros somos mucho más relajados, pero ellos cumplen rutinas horarias muy estrictas. Tenemos que adecuarnos a los que ellos dicen y esperan", indica.

Con respecto a las exigencias y nuevas tendencias que están de moda, cuenta que hoy se "están pidiendo muchas cosas orgánicas, más sanas. Se están dejando de lado los productos artificiales. Los famosos cuidan mucho su organismo y condición física, por eso están muy ligados a lo natural".