Secciones

El antofagastino que peleó en la Guerra del Chaco

Nieves Carrillo Heredia falleció el pasado jueves a los 96 años. Sus familiares nos cuentan cómo llegó a tomar un fusil y partir al frente a defender a Bolivia, durante los '30.
E-mail Compartir

Ignacio Araya C.

Noventa mil personas cayeron durante los lamentables tres años que duró la Guerra del Chaco, quizás el conflicto más cruento que vivió Sudamérica en el siglo XX, en el que bolivianos y paraguayos se peleaban un trozo de tierra que podía ser estratégico para tener el control del río Paraguay. Por entonces, un centenar de chilenos también participaron de la guerra para luchar por Bolivia, en 1932.

Un antofagastino estuvo en ese contingente. Don José Nieves Carrillo Heredia -nacido en la Oficina Salitrera Cecilia- peleó en esa guerra cruel, y conservó sus medallas obtenidas al mérito hasta su muerte, el jueves pasado. "Él se fue al Chaco detrás del papá", cuenta Hernán Flores, su sobrino.

Don Nieves siempre tuvo una conexión especial con Bolivia. De niño, vivió unos años ahí junto a su madre y su padre, quien partió al frente. Nieves tomó el fusil y fue al lejano Chaco Boreal, donde las fuerzas paraguayas, a pesar de su inferioridad en número, manejaron el control de la situación y obligaron al país altiplánico a buscar una solución a la buena.

De regreso en Antofagasta, Nieves Carrillo encontró trabajo en su natal salitrera Cecilia, donde le daba rienda suelta a su pasión, el deporte. Fue boxeador y jugó básquetbol mientras iba por las salitreras.

Sin embargo, cuando el "oro blanco" empezó a decaer y las puertas de las oficinas se cerraban, el ex combatiente de la guerra del Chaco tuvo que partir nuevamente, y logró encontrar trabajo en Chuquicamata. Con los años, viajó nuevamente a Bolivia para solicitar su pensión por hacer sido veterano de guerra, pero no se la dieron.

-Si hubiera estado el Evo Morales, le hubieran dado la pensión- reflexiona Hernán.

Viajero

-Mi tío era bien patiperro- recuerda María Pinto, también familiar de Nieves. Él no se quedaba mucho tiempo en un lugar. Si no era Bolivia, partía a Argentina, regresaba a Antofagasta, después subía nuevamente al altiplano. Tomaba su maleta, compraba un pasaje del Ferrocarril Antofagasta-Bolivia (que por entonces tenía conexión con el "Longino" Iquique-Calera y un ramal que lo podía dejar hasta Buenos Aires incluso) y salía.

En sus últimos años -don Nieves falleció a los 96-, el antofagastino seguía viajando a Bolivia. Cuando terminó el tren, tomaba un bus en Iquique que lo dejaba en el vecino país. Allá tiene hijos, al igual que en Chile y en Argentina. Sin embargo, su última casa la tuvo en Antofagasta junto a su señora. Y acá, en su tierra, logró descansar.

Guerra del chaco

A mediados de 1935, Bolivia no sólo estaba perdiendo la guerra, sino que además peligraban sus yacimientos petrolíferos. El 12 de junio de ese año, se firmó un protocolo de paz entre ambas naciones, que fue ratificado en la práctica durante julio de 1935, cuando los comandantes de los ejércitos boliviano y paraguayo se encontraron en Puesto Merino.

Tres años después se firmó por fin el tratado de paz, que terminó con la cruel guerra.