Foto denuncia: hay que regar
Bastante debilitado se ve el árbol que plantaron en una de las jardineras de calle Bolívar, el cual está seco y lo que es peor, está con bastante basura alrededor. Es de esperar que tomen precauciones al respecto.
Bastante debilitado se ve el árbol que plantaron en una de las jardineras de calle Bolívar, el cual está seco y lo que es peor, está con bastante basura alrededor. Es de esperar que tomen precauciones al respecto.
Una actividad importante y recurrente de la vida económica es la elaboración de proyecciones o cifras de anticipación sobre el o los posibles futuros. Muchas de estas proyecciones se expresan en indicadores o variables como: Producto Interno Bruto (PIB), comercio exterior, precios de materias primas, tasas de interés, índices de precios y de sectores manufactureros y de servicios e indicadores de felicidad, contaminación entre otras. Las anticipaciones de variables sobre la economía local o global ayudan a tomar decisiones a las autoridades y al público en general o reciben los efectos de ellas. A su vez, las proyecciones difieren entre instituciones y profesionales, lo que es lógico, por los métodos empleados y por la incertidumbre intrínseca del futuro.
Esta nota se refiere a una proyección, hecha hace pocos días por un grupo de profesionales, que recomendaba la mantención de la tasa de política monetaria (TPM) basada en aspectos económicos, como: nivel de Imacec, IPC, dólar, precios de los productos básicos, términos de intercambio, flujos comerciales de capital e inestabilidad financiera, especialmente en China.
Lo anterior lleva a preguntarse: ¿Qué hubo de futuro en la recomendación de mantener la TPM y en la decisión respectiva? La recomendación tendría efecto si es que la autoridad la usaba en su decisión, la que se tomó al día siguiente.
Lo que sí se sabe es que la TPM estará vigente en un futuro, indeterminable para los agentes económicos. Por los antecedentes obtenidos, tanto en la recomendación como en la decisión, el comportamiento en ese tiempo futuro se ha anticipado sólo sobre la base de datos presentes o históricos (una proyección del pasado), los que no sabemos es si tendrán mucha o escasas relación son los acontecimientos reales futuros.
Tal vez, sería más prudente, al anticipar cifras tan fundamentales como las demandas y los precios, agregar a los datos históricos y sus proyecciones, los posibles cambios en las tendencias, las disrupciones, eventos y los fenómenos sociales, políticos, ecológicos o tecnológicos en cierne que pueden invalidar las estimaciones futuras de esas variables, por los dramáticos impactos sobre las personas y empresas y con las enormes transferencias de riqueza: extra competencia, extra mercado y carentes de innovación y de productividad que las decisiones de la autoridad económica conlleva.
Omar Villanueva Olmedo
Ing. Lic. Universidad de Chile