Así se vive el verano acampando en El Huáscar
Cada año, varias familias se traen literalmente la casa entera a la playa para relajarse durante los meses de calor.
Don Coco, el cocodrilo
Si mi ajetreada vida laboral lo permitiera, tengan por seguro que sería el primero en instalarme a vivir en una carpa mirando el mar, como por estos días lo están haciendo cientos de antofagastinos que se desconectan del ruido de la ciudad apenas comienza el verano. Debe ser genial la vida de veraneo, porque mientras uno se achicharra de calor por las tardes en la casa, allá la fresca brisa marina alivia los embates del sol.
Desde hace casi 20 años, que Pedro Valenzuela se ubica en el mismo lugar a ubicar su residencia de verano: en el ex-camping municipal, en el Huáscar. Es el único sector autorizado para instalar este camping, ya que existe una Agrupación de Carpistas que paga la cuota para estar tranquilos durante el verano. "Yo llegué el 21 de diciembre acá, y todos los años acampamos", dice el vecino de la René Schneider. Incluso, varios viajan desde Calama para vacacionar aquí.
En el Huáscar hay nueve familias que viven durante todo el verano en la playa, y muchas veces comparten sus espacios. En la carpa de don Pedro viven dos familias que se traen literalmente toda la casa a la orilla del mar. Hay cocina, una tele, radio, sillones, incluso un arbolito de pascua. A esta hora -mediodía-, el vecino fue a pescar unos tomoyos para la fritanga.
-¿Es muy caro vivir acá, vecino?
-Nooooo, si es lo mismo que una casa. El único detalle es la bencina para el generador. Nosotros pagamos como diez mil pesos diarios.
Adentro, en la cocina, doña Margarita Mancilla revuelve una humeante cazuela de ave tamaño gigante. "Es para veinte invitados, es que el sábado y domingo acá se llena", dice la vecina. Más allá, en las carpas cada uno tiene su pieza adaptada para la playa. La de don Pedro es una suite presidencial: una rica cama de dos plazas acompañada de su velador para descansar. Le pedí -en la buena onda- al vecino que me dejara echar una siestecita. No hubo drama.
Cualquier persona puede participar de la agrupación, por si se le antojó venirse el próximo verano a pasear a la playa. Elsy Espinoza, presidenta de los carpistas del Huáscar, cuenta que hay un libro de socios, usted se puede inscribir y pagar las cuotas mensualmente. "A cada familia se le entrega un baño químico y el agua que nos aporta Aguas Antofagasta", dice. La vecina Elsy aprovechó de invitarme a las actividades que harán acá la primera semana de febrero, donde hay conjuntos musicales y hasta elección de reina, a propósito de su aniversario como agrupación. Yo dejé anotado con rojo la fecha, porque sí o sí tengo que venir a Huáscar, a ver si me invitan a comer una cazuelita de esas que hace doña Margarita.
72 mil pesos es el monto que piden por familia para acampar legalmente en el Huáscar.
Twitter: @DonCocoEstrella



