Crear un lugar en que el animal viva su naturaleza
@FranCorralS / Francisca Corral | Directora de fundacionjulieta.cl
La primera vez que escuché las palabras enriquecimiento y ambiental fue de la boca de un etólogo al que le pedí ayuda con mis gatas. Mis felinas son: Anastasia, de 9 años, y Carlota, de 5. Ellas son como cualquier gata doméstica; bastante flojas y dormilonas, regalonas y muy sociables. Pero, de un momento a otro, empezaron a tener comportamientos distintos. Por ejemplo, comenzaron a hacer pipí fuera de la caja de arena, maullar incansablemente a altas horas de la madrugada y, lo peor, pelear entre ellas. Yo no entendía qué había roto la armonía entre ellas que, si bien no son de lo más hermanables, convivían hasta ese momento tranquilamente.
Entrena a tu perro para que conviva con otros
[bien animal]
Así que las llevé a un especialista en comportamiento felino, un etólogo (ojo: es un profesional, no es un autodenominado sicólogo de animales).
El etólogo llegó a mi casa, caminó, miró, analizó el lugar en donde mis gatas comían, dormían y caminaban. Luego de un rato de analizar con hoja en mano -y pensamientos hablados- me llamó a sentarme a mi sillón. Me dijo: "Tus gatas necesitan enriquecimiento ambiental". Yo, curiosa, le pedí que me contara todo al respecto y le dije que haría lo necesario para que mis gatas estuvieran lo mejor posible.
Me explicó que consistía en mejorar la calidad de vida, tanto física, sensorial o de grupo de los animales domésticos, recreando en ellos conductas y comportamientos semejantes a las de un animal sano en libertad, identificando y proporcionándoles los estímulos ambientales necesarios para optimizar su calidad de vida. Y, ¿cómo se hace eso?, le pregunté. Me respondió que entregándole los elementos necesarios para desarrollar sus habilidades y estimular su mente. Y me dio datos específicos para el caso de mis gatas. Por ejemplo, me dijo que había que ponerle su comida en altura, jugar con ellas por separado y ponerle dificultad para alcanzar la comida, entre otras directrices que me dio.
En general, y para que todos ustedes creen un ambiente ideal para su bienestar, les cuento cosas básicas que uno debería hacer teniendo en cuenta estos puntos: sensorial, alimentación, manipulación, medioambiental, social y de entrenamiento. El primero se trata de ver qué estímulos necesita nuestro animal; la alimentación hay que convertirla en un reto, por ejemplo, hay que hacer que el acceso a los platos tenga dificultad o dejar por ahí un juguete con comida dentro funciona muy bien. Para que manipulen objetos hay que entregarle los que puedan investigar. En lo social se les debe permitir que interactúen con otros animales.
Por último, en el entrenamiento hay que enseñarles trucos, comandos, órdenes y palabras que pueda asociar a premios.
Analizando todos esos puntos serán capaces de convertir la casa de ustedes, y su mascota, en un lugar agradable para todos, en donde puedan disfrutar en conjunto.
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«Se trata de ver qué estímulos necesita nuestro animal; la alimentación hay que convertirla
en un reto.
Por ejemplo,
hay que hacer que el acceso a los platos tenga dificultad».
Los perros pueden ser una dulzura o unos "demonios" dependiendo de su entrenamiento y, en eso, tú eres fundamental. Para eso, lo ideal es que apenas lo adoptes comiences con su entrenamiento. Una de las primeras cosas que deberás hacer es lograr que el can reconozca su nombre. ¿Cómo lograrlo? Mientras más lo utilices, más vas a poder llamar su atención. Úsalo cuando lo felicites y, también, cuando le des de comer.
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