Después de mucho batallar y haber vivido durante más de dos años, sin luz, ni agua potable, en una mediagua que el mismo se construyó, el vecino tocopillano Guillermo González Zárate, tuvo un final feliz.
Esto porque desde el jueves 29 de octubre, el vecino de 75 años de edad, por fin pudo volver a vivir a una casa digna con las comodidades básicas que todo habitante de Tocopilla debería tener derecho.
Sin embargo para este anciano hombre, esta cosa tan básica le estuve negada por más de dos años, tiempo en el cual debió construirse por sus propios medios, una mediagua en un cerro de la ciudad, al lado de la línea férrea donde diariamente era acosado por drogadictos y delincuentes que llegaban a ese sector.
El cerro
En marzo de este año dimos a conocer esta trágica historia, donde contamos a través del diario la Estrella, la situación de don Guillermo y como en todo este tiempo había tratado siempre de postular a una casa, sin resultados positivos.
Según nos manifestó el Servicio de Vivienda y Urbanización (Serviu) en esa ocasión, este hombre sólo registraba una postulación, fallando las otras en el largo lapsus de diez años por diferentes motivos.
Debido a su avanzada edad, el trabajo se le hacía más escaso por lo que debió recurrir a sus últimos ahorros para arrendar una pieza por algún tiempo, dinero que se le fue acabando y el terminó en la calle, con lo cual se tomó un terreno en el cerro donde nosotros lo entrevistamos la primera vez.
Esperanza
Gracias a la gestión de Karla Aranda, asistente social del programa "Quiero Mi Barrio", esta infortunada situación pudo llegar a un buen final.
Esto debido a que en julio de este año indicaron desde el Serviu que el vecino era caso prioritario para la reasignación de una vivienda, tras la finalización del proceso de fiscalización. Situación que por fin se concretó. J
A Guillermo González Zárate, le fue asignada una casa en la población Padre Hurtado, lugar donde se mudó con las pocas cosas que tenía, actualmente se encuentra feliz de estar nuevamente viviendo en casa.
Una de las mayores comodidades que estaba disfrutando es poder contar con un baño, algo que extrañaba mucho en el otro lugar.
Desde su nueva residencia aprovechó de agradecer a Karla Aranda, quien fue la que lo encontró viviendo en esas pésimas condiciones.
Rodrigo Tapia Jara