Juan Carlos: el más capo de la artesanía en piedra volcánica
El sol no da tregua en la pampa. El termómetro ni se esfuerza para llegar a los 30 grados y los cielos limpios, sin ningún rastro de nubes o contaminación, permiten que los rayos UV penetren la atmósfera como si nada.
El calor es amo y señor del altiplano pero eso parece no molestarle a los habitantes de pueblos como San Pedro de Atacama, Socaire, Toconao y las decenas de pequeños poblados ubicados en las cercanías de nuestras fronteras.
Allá, donde los habitantes prácticamente no conocen los días nublados, vive don Juan Carlos González Puca, un toconar (habitante de Toconao) de 57 años que, aunque no nació en el poblado que, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (Ine), tiene poco más de 700 habitantes, dice que se siente "100% toconar".
Más o menos desde el 20 de octubre pasado don Juan Carlos se encuentra en Santiago, específicamente en el Centro Cultural Palacio La Moneda mostrando sus artesanías y haciendo talleres. Pero para llegar allí el poblador de Toconao ha tenido que esforzarse demasiado. Es más, cuenta don Juan Carlos, "estar acá es un premio para mí".
chuqui
Juan Carlos González Puca lleva casi 35 años haciendo artesanías en piedra volcánica pero no es algo que aprendió de niño. De hecho, el artesano no nació en Toconao, sino en Chuquicamata y, poco después, viajó con su mamá hasta Antofagasta para realizar la enseñanza media en el Liceo Industrial, donde se graduó de técnico profesional en mecánica automotriz.
Respecto a los ocho años que vivió en la Perla, don Juan Carlos tiene varios recuerdos, pero el principal son las veces que tuvo que cambiarse de casa junto a su familia.
"Estuvimos ocho años en Antofagasta y siempre estábamos arrendando en distintas poblaciones. Vivimos en la Favorecedora, población Libertad, la Empalme, Chango López (…) Y cuando salí del liceo empecé a buscar pega pero no encontraba nada", cuenta el artesano toconar desde Santiago.
Fue en 1980 y porque apareció un trabajo en Toconao que González Puca viajó hasta aquella localidad, donde residía su abuelita.
"Salió una peguita para arreglar el internado de Toconao y, como soy 'maestro chasquilla' me fui para allá...tenía como 22 años", recuerda.
Estando en Toconao, don Juan Carlos se interesó por la artesanía en piedra volcánica y, como en esos años, dice, todas las familias toconares sabían tallar esas rocas, fue relativamente fácil aprender.
"Allá (Toconao) la materia prima para este tipo de artesanías está cerca, a unos 12 kilómetros al sur del pueblo. Es como un paso de río que, calculo, es de un kilómetro cuadrado de 'piedra pómez', entonces extraemos eso. Aunque de 100 rocas que sacamos, sólo 10 sirven", explica el artesano, quien cuenta que se han hecho esculturas casi de tamaño humano, aunque las más conocidas son las chiquitas, "los recuerdos de campanarios y casitas de piedra pómez son las que más llevan los turistas".
El hombre dice que hay roca volcánica de distinta textura y diámetro, ya que "algunas piedras son duras, otras semiblandas o blandas". Eso sí, González Puca concuerda en que la roca más valorada es la que tiene menos impurezas. "La que sea 'lisita' y sin hoyos es la mejor".
Hace poco don Juan Carlos fue contactado por una filial del Rotary Club para que le hiciera una figurita del escudo. Como era primera vez que debía hacer esa forma, le costó bastante y le tomó harto tiempo, al igual cuando tuvo que hacer una del clásico camión de Chuquicamata.
Pero generalmente las esculturas que hace en piedra volcánica las ha realizado varias veces antes, por lo que están en su "conciencia muscular", dice.
"He hecho La Portada de Antofagasta; la Piedra del Camello de Tocopilla, las Tres Marías de San Pedro de Atacama, pero las figuras que hago más rápido son las iglesias y campanarios, porque es como que mis manos trabajasen solas", dice el artesano en roca volcánica.
Don Juan Carlos afirma que para una figurita de campanario se demora una hora, entonces, los hace "por serie".
"Cuando termino de hacer varias artesanías las meto en una caja y las llevo a la plaza de Toconao a venderlas a los kiosqueros o a los de San Pedro".
hijos
Don Juan Carlos tiene siete hijos, cuatro varones y tres mujeres pero ninguno salió con la veta de artesano y, cuenta que cada vez menos toconares se dedican a trabajar la roca volcánica.
"Deben quedar unas cuatro personas en Toconao que aún hacen artesanías porque ahora los jóvenes terminan de estudiar y se van a trabajar a la minería. Más encima ahora todas las personas quieren llevarse trabajos baratos y eso no es bueno, yo le digo a la gente que tiene que apoyar a los artesanos porque cada vez somos menos y lo que más quiero es que esta tradición no se pierda".
En agosto pasado don Juan Carlos recibió un llamado la Fundación Artesanías de Chile, institución dependiente de la Dirección Sociocultural de la Presidencia de la República y, hace dos semanas se encuentra realizando talleres a niños y abuelitos en el centro cultural Palacio La Moneda.
santiago
Esta es la primera vez en su vida que González Puca visitó Santiago. Es más, es la primera vez que viaja más al sur de la Perla. "Yo conocía hasta Antofagasta nomás porque allí viven mis hermanos", dice.
Desde la institución le ofrecieron que viajara en avión pero cuenta que rechazó esa propuesta porque "es más fácil llevar mis materiales y herramientas en bus y así voy conociendo y mirando por la ventana".
Hasta el nueve de noviembre don Juan Carlos estará en Santiago y estos días está alojado en un departamento a cinco cuadras de La Moneda, donde reconoce que se "siente como rey".
"Es un lujo para mí estar acá porque hay de todo, tiene televisor plano, radio, lavadora, refrigerador y hasta una plancha. En mi pueblo yo tengo lo básico nomás, mi tele es de esas antiguas", cuenta el capo de la piedra volcánica.
En el centro cultural Palacio La Moneda, don Juan Carlos está realizando talleres a niños y abuelitos donde les muestra cómo es trabajar con la roca volcánica y, lo mejor, es que cada persona se lleva su creación.
"Me encanta decirle a los niños sobre nuestras tradiciones milenarias para que tengan conciencia y ojalá éstas perduren", cuenta don Juan Carlos. J
A pesar que Santiago es una ciudad con una vida muy rápida, don Juan Carlos ha estado maravillado con ella y todas las tardes, cuando termina sus talleres, sale a recorrer las calles del centro, especialmente por la Alameda.
"Me despierto temprano y a las 10 ya estoy en el centro cultural. Luego a las 13.30 me voy a almorzar, regreso a las 16 horas y a las 17.30 horas termino todo y salgo a conocer la ciudad".
Javier Andrónico Cangana
"He realizado
La Portada, la
Piedra del
Camello en roca
volcánica".
Juan Carlos González Puca,