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Sindicatos 1-2 y de supervisores E-CL

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Dentro del proceso de reestructuración que se está desarrollando al interior de la empresa, se nos están enviando señales poco apropiadas, creando una atmósfera efervescente que ha alterado el clima laboral en todos los niveles de la organización.

Esta situación nunca antes vivida en toda nuestra existencia como empresa, obedece a la forma indigna cómo se está aplicando este proceso de cambio estratégico que transgrede abiertamente a la política principios de la misma compañía, como es el "respeto por el otro", donde se destaca la honestidad, integridad, respeto y confianza que se deben recíprocamente las jefaturas superiores y subordinados.

Este hostil escenario nos reafirma nuestra convicción que solo sustentando relaciones laborales en el diálogo y la participación, en un ambiente de respeto y colaboración mutua, es posible evitar este tipo de situaciones nefastas que generan incertidumbre y afectan la dignidad de nuestros trabajadores.

No se concibe por parte de nuestra empresa, conducirse a través de una conducta que se aparta de manera franca y abierta, las circunstancias y razones de las severas medidas impuestas a nuestros trabajadores.

Se nos insta a las grandes ligas y ser cada vez más exigentes, a tener cambios culturales en todos los ámbitos y que seamos capaces de desenvolverlos en medio de la excelencia. En esta posición estamos todos y así entendemos este proceso de cambio.

Pero, al parecer, y así los hechos y conductas lo muestran, la empresa está actuando de manera errada y de forma unilateral, sin considerar el principio de integridad; donde necesariamente deben intervenir las dos partes y no una sola. Lo anterior, también viola el citado código del párrafo anterior.

Conociendo las dificultades que debe enfrentar la compañía, donde sabemos que debe racionalizar sus costos y maximizar sus utilidades para que sea más competitiva, en el afán de posicionarla como una empresa líder en el mercado de la energía, no debe olvidar que el corazón y alma de toda la trayectoria de nuestra empresa, se debe a sus antepasados y ahora a sus trabajadores, que en 100 años han sabido entenderse mutuamente entre empleador y empleado.

Apelando al buen juicio y raciocinio de todos los que formamos parte de ésta organización, exigimos un trato más digno en lo moral y en lo personal para cada colaborador que se viera afectado en este nuevo proceso, que integra la familia de E-CL.

No aceptaremos despidos ni movimientos de puestos que sean injustificados de nuestros trabajadores. Deseamos el mayor éxito de esta nueva estrategia emprendida por la empresa, pero sin que se deje de lado, ni tampoco se produzca un menoscabo a todos los que formamos parte de ella.

Herman Neuenshwander, Pedro Vecchiola,

Álvaro Alzola,

Adrián Astudillo,

Samuel Godoy,

Alejandro Rebolledo,

Carlos Núñez,

Carlos Órdenes y

Mauricio González