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Los límites de la negociación

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¿No es mejor que un conflicto entre partes se arregle entre ellas, en vez de elegir otros procesos en que intervienen otros intereses -y muchos otros objetivos- que para algunas partes son generalmente monetarios y de lucro o de espurios prestigios internacionales?

¿Una negociación no es una relación entre dos o más partes, que tienen objetivos diversos y tienen diferencias, y por la cual una de las partes quiere u obliga a la otra a negociar?

¿No es conveniente que las instituciones importantes negocien de acuerdo a su estrategia superior (del país, corporación, empresa u otra), y para eso no hay que disponer, primero, de una estrategia desarrollada, conocida y explícita para negociar en función de ella?

¿No es conveniente que los negociadores tengan diferentes profesiones, no solo legales, de manera de considerar otras variables y desarrollar los objetivos, los planes principales, los planes contingentes y que los negociadores tengan experiencia acreditada y con éxito anterior en negociaciones de semejante naturaleza?

¿Acaso la negociación -sin límites- no tiene incertidumbres y riesgos, dado que el proceso puede recorrer muy diferentes caminos, se pueden dar muy diferentes escenarios, pueden ocurrir muy diferentes cambios en las tendencias y llegar a acuerdos a veces ni vislumbrados desde un comienzo? ¿No es acaso indispensable contar con la participación constante de expertos en los "métodos sobre anticipación del futuro", tan escasos en casi todas las actividades nacionales de un país que todavía no cuenta con Agencia de Estudios del Futuro (ADEF) para sustentar su estrategia de largo plazo?

¿Se puede olvidar, acaso, que la implementación de los acuerdos es una continuación de la negociación, puesto que las interpretaciones de los acuerdos pasan por el sentido de las palabras, por los estilos de negociación, por los elementos culturales de cada parte y por los diferentes recursos que se pongan a disposición para la resolución del conflicto? ¿Se reconoce que esta etapa puede durar décadas y siglos, con futuros muy inciertos y con potenciales nuevos y aún más críticos conflictos y costos asociados? La negociación no tiene límites.

Se olvida que, en el caso de ir a juicio ambas partes pueden incluso obtener aún menos que el total en juego, por las repercusiones posteriores del veredicto, sin dejar de considerar los altos costos de los procesos judiciales de sociedades reconocidas por sus altos precios y honorarios

Finalmente, como dice un adagio y el sentido común cuando más: "Amenace con los tribunales, pero nunca cruce sus puertas, pues los únicos que ganarán serán: los abogados y los jueces".

Omar Villanueva Olmedo

ingeniero

Universidad de Chile

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