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El mapa del voluntariado en la región: ¿Qué tan solidarios somos?

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Como todo el mundo sabe, es distinto que te cuenten una realidad a que uno la vea con sus propios ojos. Y al menos durante dos semanas, Macarena Leyton y Constanza Trabucco vieron -y vivieron- realidades que no conocieron durante los años que estuvieron en la universidad. Ambas son voluntarias de la Agrupación Regional de Personas Viviendo con VIH (Arpevih), y fueron hasta la cárcel de mujeres para hacer un taller sobre sexualidad.

Lo que pasa dentro de las altas murallas del recinto de calle Galleguillos Lorca es un enigma para la gran mayoría de los mortales que todos los días pasan por fuera con rumbo al colegio, a la pega, o a cualquier otra parte. Macarena y Constanza oyeron y conversaron con esas mujeres que no ven a las personas fuera del muro con alambre de púas. La cosa no se veía inicialmente fácil.

-Nos venían diciendo que eran como niñas chicas. Se hablan entre ellas, conversan mucho. Aunque tengan entre 18 y 50 años, el comportamiento era el mismo, ahí nos decían que dentro se hacen muy amigas. Ahí conversan sus historias, de cuando van a salir, de porqué estaban ahí, y como el taller era de sexualidad, hablar temas de pareja, corporalidad, autoestima. Entonces se comentaba y se hacía un foro grupal- dice Macarena Leyton.

Así como Macarena y Constanza, egresadas de Sicología, cientos de profesionales en Antofagasta dedican su tiempo libre al voluntariado, colaborando con sus talentos y disciplinas específicas para superar la pobreza. Así lo hace la Fundación Trascender, que moviliza a estos profesionales en distintas áreas.

"Lo que nos mueve es acercar la brecha entre quienes han tenido acceso a estudiar, y quienes no tienen ninguna posibilidad", explica Javiera Prieto, directora regional de Trascender.

QUIENES AYUDAN

En Antofagasta, 170 voluntarios salen a la calle cuando alguien lo necesita. Por ejemplo, si se puede hacer un taller en una comunidad terapéutica, van los voluntarios que se requieren para esa actividad. Si hay que hacer algo específico con sicólogos y hay 20 de ellos disponibles, buscan al más idóneo para ello. Y así. "Entonces la gracia es que no hay un voluntariado que te comprometa todos los martes a tal hora. Nos adaptamos a las necesidades de la agrupación social", cuenta Javiera.

Pese a que la cantidad de profesionales que dedican su tiempo al otro parece alta, a nivel nacional no es tan así. Así se desprende de la Encuesta Nacional de Voluntariado que por novena vez realizó Trascender junto a Adimark GFK. La encuesta realizada a casi 2000 personas mayores de 14 años residentes en 30 comunas del país, reveló que sólo el 11% ha realizado algún tipo de voluntariado. Poco, para tanta necesidad.

En anteriores encuestas, el voluntario prefería el cuidado de enfermos o personas con discapacidad, pero tras las catástrofes del último año (incendio en Valparaíso, terremoto en Iquique, el aluvión del norte) cobró especial importancia la actividad de reconstrucción para los voluntarios. De hecho, muchos no necesitan ir a inscribirse a alguna agrupación para hacerlo, porque el 25% de los encuestados lo hacen espontáneamente.

Lo bueno de las cifras, es que la Región de Antofagasta supera la media nacional (32%), convirtiéndola en la más participativa de todo Chile. "Es impresionante que Antofa sea una ciudad con ese nivel de participación en voluntariado. Eso nos desafía a seguir aumentando el nivel de voluntarios no sólo en Trascender, sino que en todas las organizaciones sociales", explica Javiera Prieto. "Siempre nuestra apuesta es que la gente se movilice, si lo hace del Hogar de Cristo, Coanil, Teletón, nos parece igual de importante", dice.

VOLUNTARIADO

Las mujeres que están dentro del recinto penitenciario necesitan esa ayuda de voluntarios, y de ahí la importancia de estos talleres. Acá en la cárcel se han realizado proyectos desde el 2011, y cada uno tiene una dirección distinta. Loreto Barros lleva años colaborando con Trascender, y hace poco le correspondió estar con mujeres en etapa de lactancia. "Había una de las personas en la sección en que su hija ya tenía la edad para ser derivada a otro espacio, pero por ser extranjera no tenía familiares en la ciudad", cuenta la voluntaria.

A pesar de lo crudo de las realidades que ha visto, Loreto ve como necesaria la experiencia. "Es como devolver la mano cuando la vida ha sido fructífera contigo. Creo que hay un tema de homeostasis, de equilibrio, lo que se me ha retribuido. En el voluntariado como experiencia se aprende, yo venía una vez por semana", explica.

En Trascender, cuando se termina un proyecto, al poco tiempo ya se trabaja en otro. Y no solamente el profesional se dedica a su disciplina específica, porque perfectamente una nutricionista puede enseñar a los reos de la cárcel de hombres a realizar trabajos en madera, como ya se ha hecho. En el fondo, se potencian las habilidades de ambos. Y en un ambiente tan duro como la cárcel, ellos sienten una responsabilidad con esas mujeres que están dentro. Lo explica Javiera Prieto: "Nos parece que nuestra pega es reintegrarlos a la sociedad, acompañarlos en el proceso. Esas personas que están privadas de libertad son mujeres igual a las voluntarias que acercamos. Hay un montón de historias que se juntan". J