Es una de los últimos oficios históricos que van quedando en la Perla del Norte y que sin duda muchos aún necesitan de este servicio. Estamos hablamos del afilador de cuchillos, una labor en extinción en nuestro país.
En Antofagasta esta tradición la mantiene con vida Carlos Casa González, quien junto a su cuñado son los últimos de su especie que luchan para mantener su pega operativa.
Historia
Todo comenzó hace 28 años, cuando Carlos sólo tenía 15 años y todo un futuro por delante, en aquella oportunidad el papá de su cuñado un experto afilador y su actual maestro, le presentó su labor, trabajo que le encantó inmediatamente a Carlitos.
"De ahí en adelante no dejé atrás esta pega, me encantó y apasionó. Es más trabajo todos los días y por 8 horas, donde he conocido a muchas personas y vivido varias experiencias", comentó Casa.
Es más, el carrito que anda trayendo fue regalado hace 28 años y no le ha hecho ninguna modificación, esto porque busca darle un toque artesanal e histórico.
Carlos asegura que gracias a su profesión a recorrido todo el país y que en todos los lados que ha ido han requerido de sus servicios.
"Ahora hay muchos productos desechables, cuchillas y tijeras, por lo que no necesitan ser afilados, ya que muchos los botan a la basura cuando pierden su utilidad, es por esto que ya nadie trabaja en esto y quienes lo hacían han fallecido o probaron suerte en otro rubro", sentenció el afilador.
Respecto a sus jornadas laborales estas son extensas y sacrificadas, ya que las hace a pie, transitando por cada uno de los rincones de la ciudad, ojo que al irse la luz del sol prefiere parar e irse a su casa para evitar asaltos u otros problemas.
Es tan larga su travesía que demora 15 a 20 días volver a pasar por un punto, es por eso que le ha advertido a sus caseras que regresará pronto y que estén atento a su pitido característico. Pero nos comenta que su trabajo es tan bueno que no es necesario volver antes, ya que el filo de cada artículo dura esa cantidad de tiempo.
"No tengo dramas en ir a la Bonilla, Miramar u otra población complicada, trato de hacer mi pega y no meterme con nadie. Es más las mismas señoras de las casas me piden regresar, ya que muchas no tienen el dinero para comprar otro cuchillo", dijo Carlos.
Pero Casa es crítico de los productos chinos o baratos, asegurando que no duran nada y que no vale la pena invertir en algo así, por lo que llama a la comunidad invertir en un cuchillo o tijeras de calidad y así no sufran con el filo.
Carlos Casa sabe que es uno de los últimos afiladores de cuchillos de la ciudad, ya que el otro que transita es su cuñado y juntos batallan para mantener viva esta tradición familiar, la cual le ha permitido vivir por todos estos años.
"No me quejo del trabajo al contrario agradezco día a día a las personas que requieren mis servicios o me dan algún regalo", sentenció el antofagastino.
En tanto, Carlos Casa seguirá realizando su pasión por las diferentes calles de la Perla del Norte, donde espera que alguien siga su labor cuando él no esté y no muera la tradición. J
Si bien ha perdido la cantidad de cuchillos o tijeras que ha afilado durante estos 28 años, asegura que los productos más freak ha trabajado son los sables enormes y estrellas ninja, pero como es su trabajo lo hace. Además una de las cosas que más lo complican son las tijeras para zurdo, ya que hay que hacer otro tipo de pega para esos productos.
Manuel Chimaja Olguín
"No me quejo del
trabajo al
contrario
agradezco día a
día a las
personas que
requieren mis
servicios"
Carlos Casa