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El caminante vuelve a Antofa y promete seguir

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Cuando Ignacio Jaime, el antofagastino que decidió caminar miles de kilómetros para levantar la voz de lucha por las personas con discapacidad, tomó el metro en Santiago, nadie le dio el asiento. Con esfuerzo, y pese a que existe un asiento fijo para ellos, Ignacio tuvo que afirmarse de las barandas con sus muletas para tratar de amortiguar el rápido paso del tren. Aún así, nadie se lo dio.

"El chileno no es solidario", explica Ignacio, hoy sentado en la redacción de "La Estrella" tras su largo viaje. El 17 de septiembre del año pasado, molesto por una supuesta negligencia de la Mutual de Seguridad que lo dejó sin la morfina que necesita para seguir su tratamiento, el informático local decidió tomar una dramática decisión: caminar en muletas toda la Ruta 5, hasta llegar al Palacio de la Moneda.

Fue una aventura difícil que tuvo altos y bajos, hasta que -por fin- el "Caminante del desierto" llegó hasta la capital el 9 de marzo pasado, tras 1.361 kilómetros. Sin embargo, cuando se acercó a la sede del gobierno para hablar con la Presidenta Bachelet… le dieron hora para cuatro meses más. En ese momento, Ignacio evaluó asilarse en una embajada, trabajo en el que está empeñado ahora. Todo, para que cambie radicalmente el cómo la sociedad trata a los discapacitados.

MAYOR APOYO

"Imagínate, una persona normal que le pega a un discapacitado ya es patético", dice Ignacio refiriéndose a lo sucedido en un supermercado de Antofa la semana pasada, "entonces tiene que haber una entidad competente para las mejoras en el sistema. El Senadis (Servicio Nacional de la Discapacidad) debería buscarles trabajo, inclusión, proyectos PYME, pero no estar sentados en la oficina, eso no te sirve", explica.

El caminante, junto con aprovechar de agradecer a todas las personas que lo acompañaron durante esos largos seis meses de travesía, dice que está empeñado en el envío de cartas a distintas embajadas para conseguir apoyo. Si no, lo que se viene ahora es más radical: volver a caminar con muletas por la carretera, con dirección inicial Argentina. "Si no tengo un apoyo, cruzo la cordillera de los Andes. Ahí son grados bajo cero, hay que echarle", dice.

Ignacio está preocupado, porque si bien logró que la Mutual de Seguridad le hiciera caso y lo monitoreara por todo su recorrido, le quedan solamente dos meses y medio de morfina. "Si se me suspende el tratamiento, quedo en descompensación y me paso a coma", cuenta. El Caminante ya ha estado tres veces en coma, y nadie sabe si podría volver a despertar de uno más. Pero tiene fuerza para seguir, avanzar, y volver a tomar la voz de los discapacitados, para que todo el mundo sepa cómo deben vivir en la sociedad. J

Minero estuvo atrapado bajo tierra por horas

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l Eran aproximadamente las 19:40 horas de ayer cuando la sirena de bomberos alertó a toda la ciudadanía de que un lamentable accidente había ocurrido nuevamente en Tocopilla.

Esta vez el trágico episodio se estaba desatando en las afueras de la ciudad, específicamente en un pique de la mina "San José" en el sector de la ruta B-24, casi a dos kilómetros de donde termina el perímetro urbano de Tocopilla.

Hasta ese lugar llegó personal del Cuerpo de Bomberos de Tocopilla, quienes de inmediato comenzaron a establecer los protocolos de rescate establecidos para este tipo de urgencias.

En el lugar se pudo constatar que durante la tarde dos pirquineros habían estado recorriendo la mina -que se encuentra abandonada hace bastantes años- y bajaron por una salida auxiliar del lugar, la cual tiene unas "escaleras de gato", término que ocupan los mineros para referirse a unas escaleras colgantes de metal.

Al volver hasta la superficie, a uno de ellos se le dio vuelta la escalera con lo cual se le torció una mano que lo hizo perder la fuerza en su brazo para poder continuar subiendo.

El amigo después de confirmar que su compañero se encontraba en buenas condiciones, salió del lugar en busca de ayuda, comunicándose con unos mineros que trabajaban por el sector, los cuales avisaron a bomberos de la situación, a la vez que bajaron a ver cómo se encontraba el accidentado.

Ellos comentaron que al bajar encontraron al afectado en buenas condiciones, pero sin la fuerza suficiente para poder subir.

Después de más de dos horas de un arduo trabajo de rescate, por fin el vecino tocopillano pudo ser rescatado, presentando sólo heridas leves. J