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Chatarrero lucha por subsistir ante robos, agresiones y desalojo

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Bastante mal lo ha pasado un conocido chatarrero del vertedero de Tocopilla, ya que su trabajo por más de 10 años se ha ido literalmente al "tacho de la basura", por el cierre de este recinto.

Su nombre es Luis Espinoza Araya de 77 años de edad, quien tuvo que ser desalojado casi a la fuerza para llevar a cabo este proceso, en el cual se dio paso a la apertura del nuevo relleno sanitario del Puerto Salitrero.

Este calvario comenzó hace unas semanas atrás, luego de la polémica de los pobladores de Pacífico Norte con las autoridades por las plagas de moscas. Aquí la autoridad sanitaria, junto a la gobernación de Tocopilla decretaron que este poblador y otros que trabajan en el mismo rubro se fueran del sector y para ello, les dieron cinco días de plazo.

Una acción casi imposible, ya que Espinoza se encuentra desde hace más de diez años en el vertedero comprando y vendiendo chatarra, y son muchas las hectáreas de terreno en las que tenía sus pertenencias, incluido una casucha en la que él llamaba su hogar.

robos y agresiones

Durante todo este tiempo, según relató el afectado a La Estrella, nadie lo había venido a molestar con que se fuera ni nada de eso. Él, como cualquier comerciante compraba su mercadería (en este caso, diversas piezas de chatarra) y las vendía a los tocopillanos, especialmente todo lo relacionado a material de construcción de las viviendas.

"Con este desalojo, me están haciendo un daño humano, ya que a esta edad (77 años) quien me va a dar trabajo", indicó con preocupación el acongojado vecino.

Ya es un hecho, su fuente laboral se está esfumando y tendrá que ir a buscar otros rumbos, pero la mayor pena y rabia que le da a este poblador, es que su chatarra ahora es robada por inescrupulosos que siguen entrando al vertedero.

Ello, porque la empresa a cargo del retiro de la chatarra (Moval), las junta en un camión y éste las va a botar en otro punto del vertedero, donde lo esperan como "moscas en la basura", personas desconocidas, que aprovechando el incierto futuro de Luis Espinoza, se llevan la misma chatarra que le retiran a este poblador en ese lugar.

Otro de los problemas más graves son las agresiones. Por ejemplo, el martes por la tarde, Luis trató de impedir que un sujeto se robara su chatarra y éste le propinó un feroz fierrazo en la cabeza, partiéndole la oreja. Por lo que tuvieron que ponerle puntos en el hospital

"Me da impotencia esta situación. Aquí tengo perdidos más de 50 millones de pesos en chatarra, que nunca pude vender. Voy a establecer acciones legales por daños y perjuicios a las instituciones que me sacaron indiscriminadamente de aquí", explica con nostalgia esta situación, Luis Espinoza.

Ahora que no tiene fuente laboral este caballero, Luis ya no sabe qué hacer ni donde vivir. Sólo trasladarse a un punto cercano al vertedero tocopillano, para así tratar de subsistir dignamente, entre toda esta penuria social y económica, que se vino de golpe, al igual que los robos y las fuertes agresiones a su persona. Todo este humilde trabajo. J

El 20 de marzo pasado la Municipalidad procedió a cerrar el vertedero, para poder inaugurar el nuevo relleno sanitario de Tocopilla. Esta situación, sumada a las fuertes lluvias de fines de ese mes, provocaron la proliferación de plagas de moscas y ratones, además de malos olores, por lo que la seremi de Salud cursó un sumario sanitario al respecto, exigiendo cierre inmediato del vertedero y la salida de los chatarreros del lugar, entre otras medidas.

l Pablo Mamani Prado

"Con el desalojo

me hacen mucho

daño. ¿Quién me

va a dar trabajo a

los 77 años?

Luis Espinoza Araya,