Fundado el 12 de Febrero de 1924
Director:
Sergio Mercado Richards
Representante legal:
Carlos Rodríguez Pérez
Domicilio:
Bolívar 1244
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dinos lo que piensas
A raíz de un evento interactivo que se realiza en la sede de la ONU, 'Somos Familia: educar a nuestros hijos para un mundo más seguro', para conectar a los jóvenes en todo el mundo, con motivo del Día Internacional para la Tolerancia (16 de noviembre), se me ocurre interrogarme, e interrogar también al lector si me lo permite, sobre esta cuestión: ¿Estamos preparados para disculpar los defectos de los demás? ¿Es necesario reparar en ellos? El aguante es esa sensación incómoda de que al final el otro pudiera tener razón. A veces, en el camino diario de la vida, nos encontramos con un sinfín de signos que son una auténtica contradicción, y máxime hoy en día, que la cultura dominante es individualista, centrada más en los derechos individuales que en los colectivos, para que todos podamos convivir sin miedo en la diversidad. Evidentemente, ser tolerantes es algo que debe activarse permanentemente, y ya desde la infancia ha de aprenderse, para contribuir a que las generaciones venideras conformen un planeta más justo, con menos violencia y sin discriminación.
Sí en verdad queremos estar preparados para poder disculpar los defectos de los demás, hemos de tener claro y de reconocer los derechos humanos universales y la complejidad de los pueblos. Yo mismo reivindicaba en un artículo reciente al individuo como pueblo, no como masa, convencido de que solo podemos avanzar como familia de familias, o si se quiere como comunidad de países, con sus singularidades culturales, pero indudablemente tenemos que recurrir a la solidaridad, o a la fraternización humana, reconociendo que absolutamente todos, sí toda la especie, compartimos un destino común. Sabemos que la paz no es simplemente ausencia de guerras, sino que es obra de justicia, de tolerancia y de solidaridad. Y la justicia, como principio, requiere la disciplina de la entereza más paciente. No se trata de que olvidemos los defectos de los demás, sino de hacérselos ver, ayudándole a que pueda avanzar mediante nuestro incondicional apoyo tolerante. Hemos de cambiar actitudes, lo que requiere una educación en valores, y no solo en contenidos, para toda la humanidad. Que nadie quede excluido. En tiempos revueltos, de incertidumbre, los hay que intentan explotar el miedo y los temores, en lugar de pensar que son más las analogías que nos unen, y que tenemos que ser solidarios, recordando que la activa compasión comienza con cada uno de nosotros cada día, justo en el momento de relacionarnos con los demás.
La tolerancia no significa indiferencia ni aceptación desganada hacia el semejante, es una actitud ante la vida basada en la comprensión mutua y en el respeto al prójimo, para que se sienta próximo siempre, con la certeza de que la diversidad mundial hay que aceptarla y jamás temerla.
Víctor Corcoba Herrero
escritor