l El suizo Roger Federer afirmó ayer, tras clasificarse en Wimbledon para su primera final de Grand Slam en dos años, que ha recuperado sus mejores sensaciones sobre la pista.
'Todo marcha realmente bien. Mi juego vuelve a estar donde esperaba que estuviera. Las cosas han resultado difíciles el último año, así que estoy contento de haber trabajado duro fuera de la pista. Vuelvo a estar en forma, preparado para los torneos', dijo el suizo, que se medirá el domingo al serbio Novak Djokovic para tratar de ganar su octavo Wimbledon.
Federer, que cumplirá 33 años en agosto, llega encendido a la final. No ha pasado apuros prácticamente en ningún partido y tan solo ha cedido un set, ante su compatriota Stanislas Warinka en cuartos de final, a quien precisamente rebasó en el tercer puesto del ranking de la ATP al superar en semifinales a Milos Raonic.
'¿Recuerdas haber llegado tan fresco a una final de Grand Slam, con casi todos los partidos ganados en tres sets?', le preguntó un periodista al suizo: 'Ni siquiera recuero cuándo fue mi última final', ironizó él.
Federer llegó por última vez al último partido de uno de los cuatro grandes torneos hace justamente dos años, también en el All England Club, donde conquistó su séptimo Wimbledon ante el local Andy Murray. J