Fundado el 12 de Febrero de 1924
Director:
Sergio Mercado Richards
Representante legal:
Carlos Rodríguez Pérez
Domicilio:
Bolívar 1244
Fono:
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Sergio Mercado Richards
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Carlos Rodríguez Pérez
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Bolívar 1244
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dinos lo que piensas
Las llamas del caos son tan acusadas por algunos caminos, que se necesitan aguadores para refrescarnos el alma. Cada día cuesta más ser personas de paz. Sabemos lo que hay que hacer, pero nos cuesta ponernos en la piel de los demás. La mentira nos domina, lo que repercute para establecer la ruta del desprendimiento. La gente siente la desigualdad como la mayor inmoralidad. Y aunque la armonía está en cada ser humano, esta inseguridad de no salir de la pobreza nos sobrepasa. Parece como si todo se estancó en la noria de la necedad.
Ante este panorama las organizaciones internacionales deberían adoptar un protocolo jurídicamente vinculante para prevenir estos desórdenes. Considerables regiones del planeta están atrapadas por la espiral de la sinrazón. Es necesaria una movilización de las personas para llegar a acuerdos. Tenemos que redoblar los esfuerzos para crear un desarrollo equilibrado. Son tantas cosas las que tenemos en común, que no tiene sentido activar las discordias.
No ha de sorprender que se considere intolerable la violencia dentro de la propia familia. El clima de rivalidades es tan fuerte, que pienso en la necesidad de avivar el camino del encuentro. Sabemos por Naciones Unidas que más de 116 mil efectivos de las Naciones Unidas de un centenar de países, trabajan en operaciones de la paz. Nos consta, que miles de voluntarios se donan a diario como aguadores de sosiego. Y así, coincidiendo con el día internacional del personal de paz de la ONU (29 de mayo), el Consejo de Seguridad acaba de instituir la medalla Capitán Mbaye Diagne, en homenaje a un integrante senegalés no armado que perdió su vida después salvar a mil personas en el genocidio de Rwanda de 1994. Con esta distinción se recuerda la valentía del personal de las Naciones Unidas.
Estos ejemplos han de servirnos para renovar fuerzas parael cambio. La labor de estos héroes no puede olvidarse. Por desgracia, caminamos en conflicto permanente. Sembramos el desorden, esparcimos rencores que se clavan en miradas inocentes, y atravesamos la necedad más horrenda, a través de un permanente egoísmo. La familia humana tiene que aprender a convivir. El lenguaje familiar es un lenguaje que sosiega. Sin embargo, somos pura contradicción. Jamás hubo tantas armas, y sin embargo, la inseguridad es aún mayor. No se trata de dotarse armamentísticamente, sino dotarse humanamente. No sólo hay que reparar las injusticias, hay que trabajar para que no existan. No tiene sentido la lucha de unos contra otras, es hora de despertar con actitudes más comprensivas.
Por ello, mujeres y hombres como sensibles aguadores de paz, estamos llamados a proteger y promover los derechos humanos, el restablecimiento del estado de derecho. Si en verdad amamos la paz, dejémonos guiar por su quietud hasta convertirla en un deber.
Víctor Córcoba
escritor