Bebé no puede comer y los papás buscan ayuda
Sufre rechazo a la proteína de la leche, y le produce vómitos constantes.
El sueño de tener un mejor futuro se ha ido esfumando poco a poco para la familia Fox Olivares, ya que su pequeña guagua, Amanda, de seis meses sufre de extraños males que ni siquiera han sido diagnosticados por un médico, pero lo peor es que ni siquiera puede comer ni tomar leche, debido a constantes reflujos.
Esta familia proviene de la sureña Isla Huar, en la Provincia de Calbuco, y el año pasado llegó a Tocopilla en busca de trabajo, pero esa estabilidad se interrumpió de golpe.
Y es que la pequeña Amanda nació de forma prematura a las 24 semanas de gestación en el Hospital Regional, donde inexplicablemente no pusieron a la niña en una incubadora y se fue para su casa.
Aquí, según cuenta su madre Marcela Olivares, empezaron los dramas, ya que a los dos meses de vida Amanda comenzó a rechazar la leche materna y la vomitaba. Frente a esta situación, la llevó al Hospital Marcos Macuada a ver que sucedía, sospechando que se trataría del temido Rotavirus, por lo que la enviaron al Hospital Regional, pero durante cinco días no tuvo respuesta ni de médicos ni enfermeras, cuando estaba internada.
El Rotavirus la atacó fuertemente, pero sobrevivió, aunque eso no era lo peor.
Luego de este tortuoso viaje al Hospital, le dijeron a la angustiada madre, que la menor sufría del Síndrome Emético e Intolerancia a la Proteína de la Leche y sus nutrientes, por lo que no puede consumir ningún alimento, solamente una leche especial llamada Nutrilon Pepti Junior, cuyo valor en el mercado supera los $22 mil, los cuales no tienen para costear, ya que el padre de la guagua, Claudio, consiguió trabajo estable hace unos meses, y lo que gana apenas les alcanza para comer y pagar el arriendo de su casa, que en total suman casi $500 mil.
La familia se encuentra angustiada y de brazos cruzados, ya que un tarro de leche de 400 gramos le dura sólo tres días, y en una semana gastan por lo menos cincuenta mil pesos en dos tarros, lo que no es suficiente para la pequeña Amanda.
Lo único que piden es que si hay alguien que puede ayudarles con ello sería ideal, o que por lo menos en la farmacia le puedan hacer un descuento, ya que la leche es cara y el dinero no es suficiente en esta familia sureña, que pese a todo luchan por subsistir. J