Cuatro kilos bajó Mario Casas para ser un minero
En Copiapó las chicas persiguen al actor español. Las periodistas le coquetean.
l Rodrigo Ramos B.
Mario Casas está sobredimensionado en Chile. El hombre quiere pasar desapercibido, pero justo ahí, cuando se pone la capucha del polerón sobre la cabeza aparece una chica con su celular cromado a pedirle una fotografía. Nuevamente Casas se descubre la cabeza y posa con una sonrisa forzada. La chica queda contenta, pero hay otra detrás no tan joven. La escena transcurre a las afueras del restorán Legado de Copiapó, donde almuerzan los actores que graban la película "Los 33".
A la chica le pregunto qué película conoce de Casas. La chica me mira y me dice que Casas es mino; más mino que Banderas como elucubrando una suerte de competencia por ser el más mino de la película de la mina; al parecer cosas de minería.
La relación Mario Casas y las periodistas es algo similar. Una vez que desprende de sus fans, aparecen las colegas. Las colegas lo miran; lo tazan. Ellas saben, por lo menos, que el hombre mantiene una trayectoria en la pantalla grande. Le preguntan por el barco, la serie, luego por los candados. Casas responde que no conoce el candado chino. Las periodistas miran como si la pregunta fuera un insulto; algunas me hacen un desprecio.
Luego Casas almuerza. Está en la misma mesa que Kate del Castillo. Kate no parece tener los cuarenta años, parece de bastante menos; unos 30 quizás. Kate brilla. La comida es abundante; todo tipo de mariscos y albacora a la plancha. Casas come poco, más bien pica. Kate hace lo mismo. Da pena el desperdicio de ostiones a la parmesana de Caldera. Hay un alto. Casas sale de la sala y detrás un grupo de periodistas. Los seguimos.
No es el mejor lugar para hacer la entrevista. Es un rincón, al parecer fue ocupado de bodega. Hay olor a baño, además. Delante de Casas hay cinco brazos y luego seis, todos terminan en un celular que graba.
Señoras y señores con ustedes, Mario Casas, el bello. "Cómo joven actor lo único que he tenido que hacer es aprender de grandes actores", parte diciendo Mario. Luego le echa flores a: Antonio Banderas que no participa en estas cosas y Juliette Binoche, la francesa de porcelana que escapa del sol.
Mario Casas está flaco. El hombre debe parecer a un minero. Reconoce que está adelgazando, a pesar de todo. "Ha sido difícil. Después de las fiestas de fin de año es poco lo que se puede hacer. He bajado de tres a cuatro kilos. Se me notó mucho en las costillas. Es un proceso bastante real; pues hay que asimilar a los mineros que estuvieron varios días sin comer y otro resto de días sin agua".
-¿Pero te gusta comer?
Mira al cielo. Dice que le gusta comer mucho (una periodista ríe). "Pero esta vez debí asumir el personaje. Cualquier actor en estos casos lo hace".
Una periodista le pregunta con voz coqueta, qué él pasó de minero a galán. Casas levanta las cejas. Luego le responde a la periodista que en realidad pasó de galán a minero y ríe ¿Te gustó? dice la chica. "A mí me conocen aquí por unas películas y una serie ("eres muy popular", dice la periodista con voz provocativa). Tengo un target de galán. En España me gusta hacer roles variados; no me gusta encasillarme.
Otra periodista le pregunta a los ojos, si lo marcó llegar a la mina y empaparse de la epopeya de los mineros. Casas le responde a los ojos: "Todo lo que vivieron es un acontecimiento. Lógicamente una se adentra más cuando está ahí; es algo fuerte. En Colombia grabamos en una mina real. No vimos la luz del día y eso es terrible. Agachar la cabeza y pensar que todo se venga abajo. Es difícil. Para nosotros como actor ha sido complejo pero gratificante. -¿Y cómo ha sido grabar en Chile, con tanto interés que despiertas tu?
--Ha sido raro (las periodistas ríen). Es muy bonito, pero no me esperaba el acercamiento de la gente. Me llegan los mensajes; los Twitter. Nunca pensé el éxito del Barco (la serie). Una periodista con voz seductora, le pregunta al actor qué le parecen las mujeres chilenas. Casas se ríe, y le dicen que todas son bellas. Puras risas. J