Cartas
Triste cumpleaños
Estimado director:
De seguro la celebración del cumpleaños número 12 del Transantiago será triste, muy triste, porque todo indicaría que podría ser el último como tal, aunque no es su culpa, pero igual siente mucha vergüenza por provocarle tantas molestias a los santiaguinos y necesitar de millonarios subsidios para sobrevivir.
El último aporte fue de 567 mil millones de pesos, pero la gran pena que lo embarga, es que hoy nuevamente y como ha sido la tónica en todos sus últimos cumpleaños, sus padres putativos, quienes lo idearon, promovieron con grandes promesas e inauguraron cortando las cintas tricolores pensando en sus propios réditos eleccionarios, "brillarán por su ausencia". Ni una tarjetita de saludos, ni hablar de un "mea culpa" o de asumir las millonarias subvenciones, tan necesarias para que pudiera sobrevivir todos estos años, que en rigor los obligaría por su importante rol de ser, nada más y nada menos que "Los padres putativos del Transantiago", en la forma y en el fondo.
Luis Enrique Soler Milla
El agua
Estimado director:
La Asamblea General de las Naciones Unidas el 28 de julio de 2010 a través de la Resolución 64/292 reconoció explícitamente el derecho humano al agua y su saneamiento, afirmando que un agua potable limpia es esencial para la realización de todos los derechos humanos. Parece obvio, pero antes de poder exigir educación gratuita, vivienda digna, o cualquier otro derecho debemos de estar vivos, y nada más esencial para la vida que el agua.
Han pasado casi 9 años y este derecho para disponer de agua suficiente, saludable, aceptable, físicamente accesible y asequible para el uso personal y doméstico de los seres humanos aún no es reconocido por nuestra legislación y todo indica que no es de interés para los políticos consagrarlo en nuestro derecho.
¿Tendrá que haber sequía en la capital para que los honorables entiendan que el agua es un vital elemento?
Gustavo Farfán Saldaña