Financiamiento de las FF.AA.
Señor director:
Actualmente el Gobierno tiene la oportunidad de impulsar la reforma debido a la evidente necesidad de robustecer a las instituciones permanentes de la república, sobre todo desde la perspectiva de mejorar su credibilidad ante la opinión pública.
En tal sentido, uno de los aspectos sustantivos que debiera considerar la reforma es una subordinación al poder civil, el cual debe asumir la administración y la responsabilidad de inversión en la materia, por lo tanto, debe contar con las competencias y capacidades para el proceso de adquisición. Cuestión que no será fácil ni rápido implementar.
Por otro lado, el Congreso debiera contar con facultades de control en el proceso de compra de sistema de armas, mientras que la Contraloría acceder a través de un sistema de auditoria permanente a los gastos reservados del sector defensa. Esta debiera contar con respaldos que permitan acreditar que los fondos son utilizados para los fines propios de las instituciones castrenses.
En consecuencia, pareciera que las situaciones que han cuestionado la probidad del sector defensa, en especial del Ejército de Chile, han creado una situación ante la cual el Gobierno no podría dilatar una vez más la prometida reforma al sistema de financiamiento de adquisición de armamento. Si lo llegara hacer, traería un nuevo costo al prestigio de la democracia chilena.
Jaime Abedrapo
académico
Facultad de Derecho y Gobierno
Universidad San Sebastián
¿Y donde está el huaso?
Estimado director:
Cero, ninguna identidad consecuente con el nombre del festival, nada más y nada menos que con el huaso, es lo que ocurrió con Olmué.
Imagínese usted la impresión de un turista, le ofrecen una fiesta típica, con música y costumbres chilenas y se encuentra con cumbias colombianas.
Sin lugar a ninguna duda algo que no ocurriría por ejemplo en México, donde si a usted le ofrecen un Festival del Charro, no se va a encontrar con un conjunto de música celta.
Olmué grita por la mantención de sus tradiciones.
Luis Enrique Soler Milla