Embarcación perdida
Señor director: Con el agrado de saludarle, le pido un minuto de su atención. Le cuento que en el Muelle Fiscal de los pescadores artesanales hay duendes. Por qué le digo que hay duendes, resulta que a los pescadores se les pierden los materiales que les cuesta con mucho sacrifico comprar.
Le digo esto porque a mí se me perdió una embarcación de considerable valor. Estaba lista en el agua para salir a navegar. Hice la denuncia a la Capitanía de Puerto y los señores que me atendieron no estaban para buscar embarcaciones perdidas.
Les pedí que hicieran la denuncia ante el señor fiscal. Al entrevistarse con mi esposo, el persecutor le dio un diagnóstico lapidario: pidió testigos. ¿Cómo yo podía encontrar testigos cuando en el muelle había un pacto de silencio? Nadie sabía nada y hasta la fecha, han pasado cuatro meses, y todavía no tengo respuestas.
Tengo derecho a saber qué pasó con mi embarcación, porque estaba en el agua, en territorio marítimo.
Hago este reclamo de manera pública, porque es el sustento de mi familia. Era el único recurso que teníamos para sobrevivir.
Me pregunto por qué no hay una respuesta formal, si la lancha fue robada o hundida. Tiene que haber una respuesta, ya que hasta la fecha no ha habido una investigación y la misma tenía que hacerla la Capitanía de Puerto.
Por otro lado, señor director, me permito por estas líneas felicitar a los directivos del Sindicato de los Pescadores Artesanales del Muelle Fiscal, porque ahora están trabajando en beneficio de los socios, porque existe una preocupación permanente.
Se agradece la voluntad de los dirigentes. Felicitaciones a los hombres de mar.
Atentamente.
Margarita Palacios
Corrupción
Estimado director:
Sí con la nefasta presencia de la corrupción en nuestras instituciones se respira un muy mal olor, imagínese usted ahora si se relaciona con el retiro de la basura domiciliaria. Sin lugar a dudas, el ambiente se torna en extremo nauseabundo.
Lo único positivo sería que los involucrados serían detectados con mucha facilidad y a gran distancia, no tan solo por el olor a dinero mal habido, sino que también por el hedor a basura que también los acompaña.
Luis Enrique Soler Milla