Rodrigo Tapia Jara
Los diferentes sindicatos de la empresa Engie Energía Chile, así como los sindicatos de las empresas que prestan servicios a la compañía, manifestaron su malestar por el anunció que realizó la termoeléctrica indicando que las unidades 12 y 13 de 85 MW de potencia bruta cada una cesarán sus funciones.
Debido a lo anterior los sindicatos de la empresa termoeléctrica y empresas contratistas, enviaron una carta al Presidente de la República Sebastián Piñera, para solicitarle una reunión y exponerle la situación por la que están pasando.
En la misiva señalan que "al 2030 se acabarán las plantas termoeléctricas a carbón, por un compromiso del Estado de Chile y del Gobierno. Esta decisión está fundada en los compromisos internacionales que hizo el Estado de Chile al participar de los Acuerdos de París, los denominados, COOP-21. A ello hay que sumar que ya se desarrollaron plataformas de diálogo y consulta a las comunidades, las que rechazan la construcción de nuevas centrales termoeléctricas".
Asimismo agregan que "los acuerdos internacionales y la presión de las comunidades y de grupos ambientalistas, están llevando a que el Gobierno tome compromisos de realizar cronogramas de cierre de Plantas Termoeléctricas a carbón".
Además señalaron que "el acuerdo de no más construcciones de centrales a carbón, puede provocar cambios profundos en la matriz energética de la segunda región que actualmente tiene 40% y según el vicepresidente ejecutivo de las generadoras expresó que lo pactado por las centrales es de reducir de 60% a 25 % en los próximos doce años".
Por lo anterior afirmaron que "no se ha considerado el problema social y que también hace compleja la vida en nuestras ciudades de Tocopilla y Mejillones al cerrar las plantas. Como hemos expuesto a las autoridades y a la opinión pública, esto va mucho más allá de cerrar las generadoras de combustible carbón al ser reemplazadas por energía solar, si esto ocurre se estaría matando social y económicamente las ciudades de Tocopilla y Mejillones".
"Esto por la escasez de actividades productivas en la zona que sean bien remuneradas y la red de empresas prestadoras de servicios que de la noche a la mañana se quedarían sin sustento. Tendrá un efecto nefasto en la localidad, promoviendo que una activa zona pase a ser un pueblo "fantasma", puntualizaron.
Asimismo indicaron que faltan políticas de reconversión y viabilizar otras fuentes en la zona.
No hay despidos
Desde EECL señalaron que las unidades que cierran tenían 50 trabajadores. Desde 2015 vienen trabajando en un plan de empleabilidad por lo que ya se han reubicado 17 de estos. "Actualmente ambas unidades cuentan con 33 personas las que serán consideradas para futuras movilidades en la medida que se vayan generando vacantes. También hay trabajadores que se irán acogiendo a jubilación". No habrán despidos y el cierre puede tomar de 12 a 36 meses, puntualizaron.