Foto denuncia: Calles malas
Lamentablemente en el sector de la rotonda del supermercado, las calles se encuentran en muy malas condiciones como muestra la imagen. Esro hace urgente una pavimentación.
Lamentablemente en el sector de la rotonda del supermercado, las calles se encuentran en muy malas condiciones como muestra la imagen. Esro hace urgente una pavimentación.
Estimado director:
En relación a la carta de una fracción de la DC, por el pacto de apoyo mutuo con la candidatura de Guillier en una eventual segunda vuelta, mientras la DC no tenga una estructura monolítica, sólida, fiel a sus postulados originales, irrenunciables a todo evento, como moneda de cambio por mantenerse en el poder, no solamente estará condenada a seguir siendo el "vagón de cola", sino que, parafraseando la canción Penélope, de Serrat, terminará esperando abordar eternamente por sí misma, con convicción, no como hoy, solo con ilusión, el tren que tiene como destino la estación La Moneda.
Más que existir desunida para evitar siempre ser el "vagón de cola", la DC debe unirse para llegar a ser la locomotora de sus propios principios, esa que siguen esperando, sentados sus partidarios en la estación DC de Alameda 1460.
Luis Enrique Soler Milla
El aire sucio de las ciudades, el ritmo machacante y sin ideología del reggaetón se apodera del ambiente, de las calles. Volvemos a casa tarde del trabajo, resignados, comemos más verduras y frutas pero no conseguimos abandonar la bebida u otros vicios. Las novedades y noticias que saltan de las miles de pantallas encendidas, esta noche, se multiplican y reproducen como la mala hierba, pero con un resplandor. Así brilla la miseria; nos desplazamos en bloque hacia donde calienta un sol que ya no calienta (o solo a unos pocos) sino que destroza la piel y las neuronas y, lo peor de todo, la conciencia. El ocio que tanto anhelan aquellos que entregan sus vidas a los dueños de los negocios, ya no compensa y, más que divertir, evade, elude, distrae, aturde: esa es la consigna, de eso se trata tristemente. Lejos de la revolución, el miedo a la guerra que comenzó y se libra ya en cualquier sitio, en el más inesperado (a cualquiera puede arrollar un camión o explotarle una bomba), o un temor tibio a los disparos enloquecidos de quien ya no puede de tan solo y mal acompañado, paraliza y nos vuelve a cada uno espectadores y carne de cañón. Lejos de la revolución ya no cantamos ninguna canción, pues sigue
-sigue- siendo hambre.
Hace tiempo que este contenedor de basura ubicado en Ignacio Carrera Pinto, antes de llegar a la Avenida 18 de septiembre, no mostraba esta imagen. Desde ayer se ve en estas condiciones.