Foto denuncia: Botellas
Nos envían esta imagen de la playa artificial donde algunos personajes dejaron tiradas en plena arena estas botellas a pesar que hay basureros por el lugar. La limpieza no solo depende de las autoridades.
Nos envían esta imagen de la playa artificial donde algunos personajes dejaron tiradas en plena arena estas botellas a pesar que hay basureros por el lugar. La limpieza no solo depende de las autoridades.
Después leer las alarmantes cifras de violencia infantil que presenta la Oficina de Protección de Derechos de la Infancia surge una pregunta para los adultos: ¿Puede una sobrecarga de trabajo o la falta de él ser motivo suficiente para vulnerar la vida de los más pequeños?
Las explicaciones pueden ser muchas, sin embargo nada justifica las lamentables acciones que hemos conocido.
Más allá de una simple condena pública es necesario hacerse cargo de la situación y promover cambios que eviten que los menores sufran las consecuencias del descontrol emocional de los adultos, especialmente cuando los niños se acercan a nosotros a la espera de un reconocimiento o un gesto de aprobación.
A continuación ofrecemos cuatro consejos que ayudarán a padres y a cuidadores a reaccionar de manera adecuada, especialmente cuando tienen pequeños a su cargo.
Lo primero es aprender a calmarse. Respirar profundo varias veces, dejando entrar oxígeno a nuestro cuerpo, al cerebro y a nuestras manos. Aquello permitirá bajar los niveles de alerta y reducir nuestra agresividad. De ese modo, solo debemos volver al encuentro de los niños una vez que sintamos que estamos bajo control.
Lo segundo es trabajar nuestra propia conexión emocional identificando lo que sentimos en distintos momentos del día. Preguntarnos constantemente cómo nos sentimos en aquella situación y ponerle nombres distintos. Es necesario avanzar en el lenguaje emocional para poder reconocer una amplia gama de sentimientos como la decepción, el agobio, la soledad y el entusiasmo. Aquello permite lograr una mejor conexión con el interior.
El tercer consejo consiste en identifica cuál fue el estímulo que generó nuestro malestar. Para ello es necesario preguntarnos qué fue lo que nos molestó. Por ejemplo, si un enojo descontrolado fue causado por encontrar los sillones sucios con pintura: es necesario verbalizar y describir aquello que te molesta. La primera puerta de salida es dejar de culpar a otros de las cosas que nos desagradan.
En cuarto lugar es necesario abrir opciones para el futuro. Preguntarnos qué nos hubiera gustado que pasara, ordenar nuestras ideas y ajustar nuestras expectativas. Si visualizamos en positivo lo que nos gustaría como realidad observaremos como, poco a poco, algo empezará a cambiar.
Alejandra Buzeta
Asistente social y consultora parental
Fundadora de Talleres AMA
La conocida Poza de San Gregorio se aprecia en toda su dimensión ahora que las condiciones del mar hacen posible visualizarla. Es visitada constantemente por los niños de la calle Barros Arana.