Cartas
El morapio de Chile arde
Con desconsuelo vemos cómo el fuego sigue cobrando la vida de bosques nativos, agrarios y viñas, en diversas regiones del país.
Realmente dicho escenario resulta ser extraído de un libro de suspenso. Son innumerables los pasajes de la historia del vino en que los parronales sufrieron el fragor de la llamas. En el año 79 d.C., tras la erupción del Vesubio, una marea de lava inunda Pompeya y destruye doscientas tabernas y 30 villas productoras de vino. La añada del 78 desaparece entre las llamas. En el año 92 de nuestra era, el emperador romano Domiciano prohíbe toda nueva plantación, mandando arrancar y quemar la mitad de los viñedos en las provincias. Entonces, se repite la historia, ya sea por voluntad del hombre o de la naturaleza, miles de hectáreas de cultivo de uvas destinadas a la vinificación están ardiendo. Hasta hoy, ya hay más de cien viñas afectadas y 40 destruidas.
¿Arbitrariedad de políticos sedientos de poder? ¿Dictados de funcionarios ajenos a la realidad? ¿Política agraria inteligente? ¿Acto de desalmados? Tendremos que buscar la respuesta ante este descarnado proscenio y crucemos los dedos para que el futuro de las viñas chilenas afectadas no huela a podredumbre y carbón.