Cartas
Tocopillano emocionado
Señor director:
Me emociona ver en el diario (que repaso todos los días por Internet), una foto de la tercera categoría infantil del club Arauco, dirigido por Frank Dee.
Recuerdo que hace 53 años, mi primo Alex Kurtovic, me llevó a jugar en el Arauco, en la misma categoría, club en el que milité hasta la serie de honor. Otros tiempos, en que se jugaba en canchas de piedra y con el mismo juego de camiseta, de infantil a adulto.
Me alegra constatar que mi querido Arauco, sigue plenamente vigente, jugando en canchas de pasto y con los niños correctamente uniformados.
Un gran y emocionado recuerdo a mi Tocopilla querido. Por una extraña paradoja y feliz coincidencia, hace ya casi 40 años estoy radicado en la linda ciudad sureña de... Arauco.
Félix Rocha Ruiz.
Educar para el amor del que estamos ausentes
Hemos aprendido a caminar por la vida de todas las maneras posibles, a volar como las aves, a nadar como los peces; sin embargo, aún no hemos aprendido el sencillo arte de fraternizarnos en un mundo globalizado. A mi juicio, nos falta el ingenio que nos capacite al natural modo de morar conviviendo como especie y nos sobra la altanería de pensar que somos alguien. Y es que, cuando el mundo se vacía de amor, sus moradores se endiosan, mientras se llenan de ídolos que no entienden de afectos. Por eso, con urgencia hace falta educar en el amor del que estamos ausentes, para poder convivir unos con otros. Esto facilitará la movilidad de migrantes y no el cierre de fronteras, rebajaremos el odio ante el nivel de crueldades que se suceden a diario y que van más allá de las diferencias políticas, y, por contra, tomaremos una mayor conciencia de la justicia. Más que no se pierda un sólo talento por falta de oportunidades, que también, pero se requiere que nos templemos el alma para comprendernos mejor. En consecuencia, necesitamos despertar, sentirnos libres, sin tantas instrucciones que quizás nos agobien en demasía, y nos impiden ver el auténtico horizonte, que no es otro, que dejarnos amar y poder amar. Ya en su tiempo, lo decía Platón, "el objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano"; y con los años, yo también digo que el objetivo de vivir es reeducarse, crecerse como personas y recrearnos con la vida hasta convertirnos en familia.
Víctor Corcoba Herrero
escritor