Tres disparos fueron los que a los pobladores de Ollagüe le arrebataron uno de su bienes más preciados, su tranquilidad.
El pasado miércoles muchas cosas cambiaron para los habitantes del poblado fronterizo, quienes se vieron vulnerados y hoy se sienten expuestos a hechos del mismo grado de violencia.
La muerte del suboficial Rigoberto Candia Pérez caló hondo entre los vecinos, quienes aprendieron a convivir con Carabineros, como una verdadera familia.
Son tres los efectivos que habitualmente resguardan la zona, especialmente la frontera para evitar el ingreso de sustancias ilícita y también de quienes buscan ingresar de manera ilegal.
Después del homicidio de uniformado, más que nunca ratifican la necesidad de contar con una mayor dotación policial.
"Es una inquietud que siempre le hemos planteado a nuestro alcalde y aunque se han intentando realizar las gestiones, no se han obtenido buenos resultados", comentó una de las vecinas.
Hoy por hoy su mayor temor es el implicado, el que se encuentra prófugo y pueda aparecer por sus terreno y los ataque.
"El anda armado y a nosotros nadie nos garantiza que no nos ataque. Ahora es terrible, porque vivimos atemorizados, antes nunca pasaron estas cosas es un lugar tranquilo y queremos que siga así", agregó la vecina.
Otra cosa que los preocupa es que carabineros muchas veces se queda sin vehículos porque deben bajar a dejar a los cambio de turno.
"Por eso el carabinero andaba en otra camioneta, porque mucha veces no tienen en que salir y eso no puede ser, hay que solucionar eso y traer más carabineros porque somos una zona fronteriza donde hay varios riesgos que deben ser resguardados", acotó la mujer.
El mismo día que falleció el uniformado encendieron velas en señal no solo del respeto que siempre sintieron por él, sino también como una forma de acompañarlo a él y también a su familia en el dolor.
Hoy solo piden que se haga justicia, que se castigue a los responsables y sobre todo que se ubique al otro involucrado para vivir en paz.
"Es terrible vivir con esa sensación de que algo puede pasar, no estamos acostumbrados a estas cosas", remató la vecina de Ollagüe.
Un pueblo golpeado por un hecho por el cual exigen castigos. J